“Apenas tengo dinero para pagar mi pasaje de bus a la ciudad del Cusco. Ahora cuesta demasiado llevar comida a mi casa”. Vidal Quispe, poblador de Marampaqui.
El 24 de febrero de 2022, las tropas rusas invadieron el territorio de Ucrania, dando inicio a un conflicto armado que ha durado más de varios meses. Además de las pérdidas humanas y materiales, la guerra también está provocando fuertes efectos en la economía, repercutiendo principalmente en la reducción de las expectativas de crecimiento y el aumento de la inflación en todo el mundo.
Vidal Quispe se sorprendió con los nuevos precios.
Vidal vive en Marampaqui, un pueblo a tres horas de la ciudad del Cusco. Aquí la vida es tranquila, sin embargo la situación mundial ha afectado su ya muy precaria economía. La subida de precios le sorprendió como un balde de agua fría. Cada vez que quiere viajar a Cusco en bus, tiene que hacer un esfuerzo para pagar su boleto de bus. Cuando llega al mercado cusqueño, se sorprende aún más por los precios más altos de productos de primera necesidad, como pollo, azúcar, aceite, pan, carne, arroz, fideos, etc... De regreso a Marampaqui, se da cuenta que sus bolsas con los productos comprados pesan muy poco. Asiente con la cabeza y dice: "esta situación hará que mi familia tenga que comer menos que antes, tendremos que aguantar el hambre".
¿Cómo afecta la guerra a la economía de un país?
Los efectos de la guerra se están sintiendo en tres dimensiones:
- Mayor inflación derivada del aumento de los precios de los alimentos y la energía;
- Problemas en el comercio internacional y las cadenas de suministro;
- Mayor incertidumbre en los mercados.
“Rusia y Ucrania son importantes productores de materias primas, y las interrupciones han provocado un aumento de los precios mundiales, especialmente del petróleo y el gas natural. Los costos de los alimentos se han disparado; el trigo, del que Ucrania y Rusia exportan el 30% del mundo, alcanzó precios históricos”, indicó la organización Fondo Monetario Internacional.
Se advierte que, de continuar esta situación, el crecimiento del PIB a nivel mundial caería 1 punto porcentual, mientras que la inflación global aumentaría 2,5 puntos.
En Turquía, hubo una inflación interanual del 54,4% en febrero. En España, la inflación rozó el 10% interanual, su valor más alto desde 1985. Y en Estados Unidos alcanzó el 7,9% en el año, la cifra más alta en 40 años. En muchos países del mundo, los niveles de inflación están en su nivel más alto en más de 30 años. Organismos internacionales anuncian una ralentización el crecimiento y un aumento de los precios impulsado principalmente por la subida de los alimentos y la energía.
En Perú, los cambios y la crisis de la economía mundial han tenido un efecto negativo en el aumento de los precios del petróleo, el trigo y los cereales. Como consecuencia tenemos el aumento de los precios locales en transporte y alimentación.
La pandemia de COVID-19 y la crisis
La situación económica mundial antes de la guerra entre Rusia y Ucrania ya era compleja. Tras la paralización de la economía en 2020 a raíz de la pandemia del coronavirus, se redujeron las medidas de restricción sanitaria para el año 2022 y se esperaba una desaceleración del crecimiento.
“La economía mundial se enfrenta simultáneamente a la COVID-19, la inflación y la incertidumbre política; el gasto público y las políticas monetarias están entrando en un territorio desconocido”, dijo David Malpass, presidente del Grupo del Banco Mundial, en enero pasado.
Esta situación internacional también afecta la economía de la región y del Perú. Un informe del FMI sostiene que en América Latina "es probable que los altos precios de las materias primas aceleren significativamente la inflación".
Además del problema de los precios, el mundo ha retrasado las decisiones de inversión en países emergentes como Perú. En cuanto a los productos agrícolas, cualquier aumento de los precios internacionales también afecta al mercado local.
Las huelgas masivas, debido al aumento en el costo del combustible, lamentablemente dejó como consecuencia al menos seis muertos. La ira de la gente se vio agravada por el descontento de los trabajadores agrícolas, que se han visto afectados por el aumento de los precios de los fertilizantes, lo que a su vez hizo que los precios de los alimentos se dispararan. Además, las exportaciones ahora se ven afectadas por interrupciones en la cadena de suministro.
Un grupo de camioneros peruanos convocó un paro general, exigiendo gasolina más barata a toda costa. Los conductores utilizaron sus camiones para bloquear carreteras, incluidas las principales autopistas. En algunas regiones, las escuelas cerraron y volvieron al aprendizaje electrónico debido a la pandemia de COVID, por temor a que fuera peligroso para los niños viajar (si pudieran) durante los disturbios.
Las protestas peruanas resaltan el efecto que la guerra y el consiguiente aumento de precios están teniendo en América Latina. El conflicto aún podría ir en cualquier dirección y existe el riesgo de que empeore debido a fallas estratégicas en ambos lados. Ante una posible nueva guerra fría, sería difícil que América Latina no se alineara con uno u otro bando, sabiendo que cualquier decisión tendrá costos y consecuencias.
Todo esto ha expuesto la vulnerabilidad económica del país y ha desencadenado una ola de manifestaciones callejeras, paros y bloqueos de carreteras.
Cuando la economía se estaba recuperando lentamente...
El gobierno peruano ha atribuido la subida de los precios de los combustibles a la guerra en Ucrania y la situación critica mundial. Perú importa la mayor parte de su petróleo y el impacto ha sido severo, a diferencia de países latinoamericanos como Venezuela o Argentina, que sí tienen petróleo. Para empeorar las cosas, los altos costos del combustible llegaron justo cuando la economía de Perú comenzaba a recuperarse de una pandemia que devastó el país. Perú tiene la tasa de mortalidad por Covid per cápita más alta registrada en el mundo.
Julio 2022