Mejorando la Nutrición en Niños de la Escuela Virgen de Guadalupe en Cusco, Perú.
La inseguridad alimentaria en el mundo ha ido en aumento, situación que se ha agravado debido al impacto económico y social de la pandemia de COVID-19. La crisis por la “Guerra de Ucrania” está agravando esta situación por la inflación exagerada de los precios de los alimentos y combustibles y la escasez de fertilizantes, lo que, sumado a los efectos del cambio climático, no permite pensar en una mejora rápida.
Estos desafíos afectan de manera desigual a la población y tienen un mayor impacto en poblaciones en situación de pobreza y con diversas vulnerabilidades, como mujeres embarazadas, niñas, niños, adolescentes, adultos mayores, indígenas, migrantes, personas con discapacidad, etc. Esta situación se repite en Perú, donde enfrentamos una “triple carga de desnutrición” como es la coexistencia de desnutrición, anemia y obesidad o sobrepeso a nivel poblacional, familiar e individual.
En Perú, el 51% de la población padece inseguridad alimentaria. El 47,5% de ellos padece inseguridad alimentaria moderada, es decir, presenta deficiencias importantes en el consumo de alimentos, satisface sus necesidades mínimas alimentarias mediante estrategias de afrontamiento irreversibles. El 3,5% padece inseguridad alimentaria grave, lo que significa que no tiene acceso a suficientes alimentos seguros y nutritivos para llevar una vida activa o saludable, o sufre un agotamiento extremo de sus medios de vida.
Este proyecto de nutrición es posible gracias al generoso apoyo de la Asociación Pietro Ruggeri.